Diseñado por Diébédo Francis Kéré (Kéré Architecture), la edición 2017 del Serpentine Pavilion fue presentada hoy martes en Londres. Concebido como un 'micro cosmos', el pabellón ha sido diseñado para fusionar referentes culturales de Gando, la ciudad natal de Keré en Burkina Faso, junto con "técnicas constructivas experimentales". El arquitecto espera que el pabellón, como un condensador social, "se convierta en un faro de luz, un símbolo del relato y la unidad".
Una gran cubierta de madera, apoyada sobre un marco metálico, ha sido esculpido para imitar la copa de un árbol. Cuatro umbrales conducen a un patio central abierto, en donde el aire fresco puede circular libremente. La cubierta protege a los visitantes del calor veraniego de Londres y en caso de lluvia, "una serie de canales conducirán el agua por la cubierta para crear una espectacular cascada", antes de pasar a un sistema de drenaje en el suelo "para su posterior uso en la irrigación del parque".
En Burkina Faso, el árbol es un lugar donde la gente se reúne, donde las actividades del diario vivir se realizan bajo la sombra de sus ramas. Mi diseño para el Serpentine Pavilion tiene un gran techo suspendido hecho de acero y una piel transparente que cubre la estructura, lo que permite que entre la luz natural y lo protege de la lluvia. Los elementos de madera alinean la parte inferior del techo para crear un efecto de sombra dinámica en los espacios interiores. Esta combinación de características promueve un sentido de libertad y comunidad, como la sombra de las ramas de los árboles, el pabellón se convierte en un lugar donde la gente puede reunirse y compartir sus experiencias diarias.
Para mí, el sentido de apertura es fundamental en la arquitectura. En el pabellón, esto se logra a través del sistema de muros, que está compuesto por bloques prefabricados de madera montados en módulos triangulares, con pequeñas aberturas entre ellos. Esto le da ligereza y transparencia al edificio. La composición de las paredes curvas se divide en cuatro elementos, creando cuatro puntos de acceso diferentes al Pabellón. Separados de la cubierta, estos elementos permiten que el aire circule libremente por todas partes.
En el centro del Pabellón se incluye una gran abertura con dosel que crea una conexión inmediata con la naturaleza. En tiempos de lluvia, el techo se convierte en un embudo que canaliza el agua en el corazón de la estructura. Esta recolección de lluvia actúa simbólicamente, destacando el agua como un recurso fundamental para la supervivencia y la prosperidad humana.
Por la noche, el dosel se convierte en una fuente de iluminación. Las perforaciones en los muros permiten vislumbrar el movimiento y la actividad al interior del pabellón. En mi pueblo natal de Gando (Burkina Faso), siempre es fácil localizar una celebración nocturna subiendo a un terreno más alto y buscando la fuente de luz en medio de la oscuridad. Esta pequeña luz se hace más grande a medida que más y más personas llegan a unirse al evento. De esta manera, el Pabellón se convertirá en un faro de luz, un símbolo de la narración y la unión.